Fue el escenario de la vanguardia sevillana, de la independencia, de la alternativa. Testigo de la voz de Camarón, de Antonio Mairena, del crecimiento del flamenco, de la madurez de la poesía.
La Carbonería, perteneciente al conjunto de la Casa Palacio de Samuel Leví, que da nombre a la calle, ha sido también, buena parte del pasado siglo, viejo almacén de compraventa de carbón, emplazado en el mismo número, en Calle de los Levíes nº 18, barrio de San Bartolomé, ayer antigua Judería de Sevilla.
La Carbonería, casa abierta, es un espacio, lugar de encuentros, nada fácil de reducir a un marbete, aunque se asemeja bastante a lo que sería una taberna de marcado carácter cultural, permeable a las más diversas expresiones artísticas, donde quizá algunos de sus cultivos, desde hace algo más de treinta y cinco años, son: la música en sus formas acústicas, la fotografía en sus distintos registros, la pintura en sus múltiples juegos de ver y la poesía en sus modos más vivos.
La Carboneria – Siviglia
Fu lo scenario dell’avanguardia sivigliana, dell’indipendenza, dell’alternativa. Testimone della voce di Camarón, di Antonio Mairena, della crescita del flamenco, della maturità della poesia.
La Carboneria, appartenente all’edificio della Casa Palacio di Samuel Leví, che dà il nome alla strada, è anche stata, per buona parte del secolo scorso, un vecchio magazzino della compravendita di carbone, situato nello stesso numero civico, nella Calle de los Levíes 18, quartiere di San Bartolomé, antico ghetto ebreo di Siviglia.
La Carboneria, casa aperta, è uno spazio-luogo di incontro impossibile da etichettare, anche se assomiglia abbastanza a una taverna di marcato carattere culturale, permeabile alle diverse espressioni artistiche, dove alcuni dei cavalli di battaglia, da più di trentacinque anni, sono: la musica nelle sue forme acustiche, la fotografia nei suoi distinti registri, la pittura nei suoi multipli giochi visivi e la poesia nelle sue forme più vive.
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